Nací en Chapinero, en la clínica David Restrepo la cual ya no existe, ahora es un edificio abandonado y triste que otrora fue uno de los mejores centros del país. Rodeado de calles en donde reinan los bares, las drogas y la dinámica de la noche, en donde muchas calles parecen barrios de Venezuela por el acento dominante en el aire y los olores de las buenas comidas que nos trajeron del país vecino. Nací en la localidad en donde hoy paso la mayoría de mis días metido en sus bares y calles, realizando eventos, haciendo exposiciones, reportando, trabajando o solamente viviendo.
Pero vivir en Colombia se ha convertido en un pequeño martirio, la cotidianidad es la que se ha visto afectada y veo con preocupación que en las campañas políticas hablan y hablan de las estructuras básicas de la sociedad y sus problemas pero poco hablan del ciudadano que está sufriendo en la EPS, en la Transmilenio, en las universidades, en los bares, en el trabajo, se habla de la colectividad pero el verdadero problema de Colombia señoras y señores es que el problema no es lo macro sino lo micro, el problema de este país es que está tan corroída por la corrupción que al individuo no le queda otro camino más que corromperse y ser parte de la misma para poder sobrevivir.
Como candidato a edil de Chapinero he estado descubriendo cada día más sobre los problemas graves que estamos viviendo y veo que residen en los intersticios de lo visible, están tan a la vista que parecieran estar escondidos y son excusados en ese positivismo tóxico que nos caracteriza en donde podemos estar ahogándonos en sangre y basura, pero siempre con una botella de aguardiente y bailando. En resumen, somos expertos en mirar hacia otro lado, en voltear y hacernos los ciegos, somos expertos en el “Dios proveerá”, “el vivo vive del bobo y el bobo de la mamá”, “A papaya puesta papaya partida”, “Hecha la ley, hecha la trampa” y esto ya está cansando a la sociedad que se está dando cuenta que ha sido manipulada durante siglos y estamos a punto de explotar.
Hablemos de la localidad de una manera sensata, sin tapujos y sin esa horrible corrección política que cubre nuestros días haciendo que los dramas sean enormes y que los verdaderos problemas no se tengan en cuenta ya que he estado realizando un ejercicio político y me he dado cuenta que en realidad en esto de la política poco interesa la localidad lo que interesa es instalarse en los puesto y yo, no puedo comulgar con eso.
Chapinero es una de las 20 localidades que conforman la ciudad de Bogotá, se encuentra ubicada en el centro-oriente de la ciudad, limitando al norte con la localidad de Usaquén, al sur con la localidad de Santa Fe, al oriente con los cerros orientales y al occidente con las localidades de Teusaquillo y Barrios Unidos.
Tiene una extensión de 38.01 km², de los cuales 24.85 km² son rurales. Su población estimada para el 2022 es de 176 471 habitantes, lo que representa el 2.1% del total de la población bogotana. Su densidad poblacional es de 4 645 hab/km², una de las más bajas de la ciudad.
Chapinero debe su nombre a Antón Hero Cepeda, un zapatero español que fabricaba chapines, unos zapatos de suela de madera y correa de cuero, su casa estaba situada en el lugar que hoy ocupa la estación de gasolina de la calle 59 con Carrera Séptima. En 1862, se fundó el municipio de Chapinero, que se anexó a Bogotá en 1954, se caracteriza por ser una localidad muy diversa y dinámica, que alberga diferentes sectores sociales, económicos y culturales. Tiene una gran oferta de servicios, comercio, educación, gastronomía y entretenimiento, lo que la hace atractiva para muchos visitantes y residentes.
Entre sus lugares arquitectónicos más representativos está la Iglesia de Lourdes, construida en 1875 y declarada monumento nacional en 1984. Igualmente tiene una gran concentración de centros comerciales, como el Centro Andino, el Retiro y el Atlantis Plaza, también cuenta con importantes instituciones educativas, como la Universidad Pedagógica Nacional, la Universidad Javeriana y la Universidad Piloto de Colombia, además posee diversas riquezas naturales concentradas en los cerros orientales, donde nacen las corrientes de agua de la localidad, se destacan el páramo de Las Moyas, el río Teusacá y el Alto de La Cruz. Estos ecosistemas proveen servicios ambientales esenciales para la ciudad, como la regulación hídrica, la captura de carbono y la conservación de la biodiversidad.
La localidad es reconocida como la zona ‘Distrito Diverso’ de Bogotá, donde se expresan diferentes manifestaciones artísticas, musicales y culturales. Allí funcionan estudios, auditorios, teatros, galerías, museos y bibliotecas que ofrecen una variada programación para todos los gustos y edades. También es sede de eventos emblemáticos como el Festival Iberoamericano de Teatro, el Festival Centro y el Festival Internacional del Humor, considerada como una localidad inclusiva y tolerante, donde conviven personas de diversas orientaciones sexuales e identidades de género, en la localidad se encuentra la Zona Rosa o Zona G, un sector reconocido por su ambiente nocturno y su oferta gastronómica y hotelera orientada al público LGBTI. También se celebra cada año la Marcha del Orgullo LGBTI en Bogotá, que recorre las principales calles y avenidas de Chapinero.
Y todo muy bonito, porque los colombianos hablamos es de lo bonito y generalmente nuestro argumento solo puede ser la comida y la naturaleza, es difícil encontrar algo que nosotros hayamos hecho como sociedad que sea bueno, la realidad aparte de la naturaleza ya no es tan bonita. Chapinero también enfrenta grandes desafíos para mejorar la calidad de vida, la seguridad y la integración social de sus habitantes. En este artículo, se presentan algunos de los problemas más relevantes que afectan a esta localidad, basados en la información recopilada de diversas fuentes oficiales y periodísticas y que opacan en todo sentido las cosas que podamos considerar buenas en nuestra localidad porque de nada sirve tratar y trata de hacer eventos, de concientizar, de hablar y hablar si nada cambia.
La inseguridad
Uno de los principales problemas que afectan a Chapinero es la inseguridad. Según las estadísticas, esta localidad es una de las más afectadas por los hurtos, especialmente en zonas como Chapinero Central y Patio Bonito. Los habitantes han denunciado que el microtráfico, la falta de iluminación y la poca presencia policial son algunas de las causas de esta situación.
Según el Observatorio de Seguridad Ciudadana de Bogotá, en el 2020 se registraron 9 494 casos de hurto a personas en Chapinero, lo que representa el 10.8% del total de casos en Bogotá. Esta cifra es superior a la del 2019, cuando se reportaron 8 909 casos. El promedio mensual de hurtos a personas en Chapinero fue de 791 casos en el 2020.
Los sectores más afectados por este delito fueron Chapinero Central, con 3 605 casos; Patio Bonito, con 1 474 casos; y Pardo Rubio, con 1 043 casos. Los días con mayor incidencia fueron los viernes, con 1 674 casos; los jueves, con 1 568 casos; y los miércoles, con 1 545 casos. Las horas con mayor ocurrencia fueron entre las 6:00 p.m. y las 9:00 p.m., con 2 518 casos; entre las 3:00 p.m. y las 6:00 p.m., con 2 281 casos; y entre las 9:00 p.m. y las 12:00 a.m., con 1 669 casos.
Los modos más utilizados por los delincuentes para cometer los hurtos fueron el raponazo, con 4 089 casos; el cosquilleo, con 2 446 casos; y el atraco, con 1 778 casos. Los objetos más hurtados fueron los celulares, con 5 072 casos; el dinero en efectivo, con 2 057 casos; y las billeteras o carteras, con 1 726 casos.
Estos datos muestran que Chapinero es una localidad vulnerable al hurto a personas, lo que genera temor e inseguridad entre sus habitantes. Además, se ha evidenciado que este delito está relacionado con otras formas de violencia y criminalidad, como el homicidio, el secuestro y la extorsión.
Por ejemplo, en febrero de 2020 se presentó un caso de secuestro exprés en Chapinero Central, donde dos hombres abordaron a una mujer que salía de un cajero automático y la obligaron a subir a un taxi. Los delincuentes le robaron sus pertenencias y la llevaron a varios cajeros para retirar dinero. La mujer logró escapar cuando los secuestradores se distrajeron en un semáforo.
Otro caso fue el de un hombre que fue asesinado en septiembre de 2020 en Patio Bonito, luego de ser víctima de un hurto. El hombre se resistió al robo y fue atacado por dos hombres armados que le dispararon en varias ocasiones. Los delincuentes huyeron en una motocicleta sin placas.
En resumen, Chapinero es peligrosa y punto, en chapinero atracan, roban, matan, extorsionan, violan y hasta han empalado mujeres. Es la realidad, hay que enfrentarla, es igual en todo Bogotá, pero a nosotros como candidatos a la JAL y como residentes nos concierne nuestra localidad.
El impacto de las cuarentenas por la pandemia del covid-19
Otro problema que enfrenta Chapinero es el impacto que tuvieron las cuarentenas por la pandemia del covid-19. Esta localidad ha sido una de las más golpeadas por las restricciones, ya que alberga el centro financiero del país y miles de negocios que dependen del flujo de personas. Muchos comerciantes han tenido que cerrar sus puertas o reducir sus ingresos por la baja demanda y las medidas sanitarias.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en el 2020 se registraron 6 698 cierres de establecimientos comerciales en Bogotá, lo que representa el 32.9% del total nacional. De estos cierres, el 15.5% correspondieron a Chapinero, siendo la segunda localidad con más cierres después de Suba.
Los sectores más afectados por los cierres fueron el comercio al por menor, con 2 166 casos; los servicios de alojamiento y comida, con 1 337 casos; y las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento, con 1 016 casos. Estos sectores representan el 67.6% del total de cierres en Chapinero.
Los motivos más frecuentes para el cierre de los establecimientos fueron la disminución de las ventas, con 3 411 casos; la falta de liquidez, con 1 211 casos; y las restricciones por la emergencia sanitaria, con 1 010 casos. Estos motivos representan el 83.2% del total de cierres en Chapinero.
Estos datos muestran que Chapinero ha sufrido una fuerte crisis económica por la pandemia del covid-19, que ha afectado la sostenibilidad y la competitividad de muchos negocios. Además, se ha evidenciado que esta crisis ha tenido consecuencias sociales y laborales, como el aumento del desempleo, la pobreza y la informalidad.
Por ejemplo, según el DANE, en el 2020 la tasa de desempleo en Bogotá fue del 18.1%, la más alta desde 2001. Esto significa que hubo 1 015 000 personas desocupadas en la ciudad. De estas personas, el 13.8% residían en Chapinero, siendo la tercera localidad con más desempleados después de Suba y Kennedy.
Otro dato preocupante es el aumento de la pobreza monetaria en Bogotá, que pasó del 11.6% en 2019 al 19.6% en 2020. Esto implica que hubo 1 443 000 personas pobres en la ciudad, es decir, que vivían con menos de $331 688 mensuales por persona. De estas personas, el 4.9% vivían en Chapinero, siendo la quinta localidad con menos pobres después de Usaquén, Barrios Unidos, Teusaquillo y La Candelaria.
Asimismo, se ha registrado un incremento de la informalidad laboral en Bogotá, que pasó del 43.7% en 2019 al 47.5% en 2020. Esto significa que hubo 2 348 000 personas ocupadas en condiciones de informalidad en la ciudad, es decir, que no tenían acceso a seguridad social ni a prestaciones laborales. De estas personas, el 10.8% trabajaban en Chapinero, siendo la cuarta localidad con más informales después de Kennedy, Bosa y Ciudad Bolívar.
Estos hechos demuestran que Chapinero ha enfrentado una grave situación social y laboral por la pandemia del covid-19, que ha afectado los derechos y el bienestar de muchos trabajadores y familias. Además, se ha observado que esta situación ha generado malestar e inconformidad entre los habitantes, que han protestado y reclamado por mejores condiciones y oportunidades.
Por ejemplo, en abril de 2020 se presentó una manifestación pacífica de comerciantes y empleados de bares y restaurantes en Chapinero Central, quienes exigieron al gobierno distrital y nacional medidas para aliviar la crisis económica y sanitaria. Los manifestantes llevaron pancartas con mensajes como “No somos delincuentes, somos trabajadores” y “Sin trabajo no hay comida”.
Otro caso fue el de una marcha de trabajadores informales en Chapinero Central, que se realizó en junio de 2020. Los marchantes pidieron al gobierno distrital y nacional garantías para ejercer su actividad económica y acceder a ayudas sociales. Los marchantes portaron carteles con frases como “No más hambre” y “Queremos trabajar”.
Chapinero ha vivido una fuerte movilización social por la pandemia del covid-19, que ha expresado la necesidad y la voluntad de superar la crisis económica, social y laboral. Además, se ha evidenciado que esta movilización ha requerido de un mayor diálogo y coordinación entre los diferentes actores sociales, políticos e institucionales.
El deterioro del espacio público y el ambiente
Algunos habitantes han reportado problemas de pavimentación, contaminación auditiva, invasión del espacio público y falta de mantenimiento de las zonas verdes. Estos problemas afectan la calidad de vida y el bienestar de los residentes y visitantes.
Según el Índice de Calidad del Espacio Público (ICEP) que elabora el Instituto Distrital de Turismo (IDT), en el 2019 Chapinero obtuvo una calificación de 3.5 sobre 5, lo que indica un nivel medio-bajo de calidad del espacio público1. Esta calificación es inferior a la del 2018, cuando se obtuvo un 3.7.
Los aspectos que más influyeron en la baja calificación fueron el estado físico del espacio público, con un 2.9; la percepción ciudadana sobre el espacio público, con un 3.1; y la gestión del espacio público, con un 3.4. Estos aspectos reflejan las deficiencias en la infraestructura, la limpieza, la seguridad y la participación ciudadana en el espacio público.
Los sectores que presentaron los peores resultados fueron Patio Bonito, con un 2.6; Chapinero Central, con un 2.8; y Pardo Rubio, con un 3.0. Estos sectores mostraron problemas como huecos en las vías, basuras en las calles, ruido excesivo, invasión de vendedores ambulantes y deterioro de los parques y jardines.
Chapinero tiene una situación crítica en cuanto al espacio público, lo que genera incomodidad e insatisfacción entre sus habitantes. Además, se ha evidenciado que este problema está relacionado con otros factores ambientales, como la contaminación del aire y del agua.
Según el Índice Bogotano de Calidad del Aire (IBOCA) que elabora la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA), en el 2020 Chapinero tuvo una calidad del aire regular, con un valor promedio de 51 sobre 100. Este valor es superior al del 2019, cuando se tuvo una calidad del aire mala, con un valor promedio de 66.
Los contaminantes que más afectaron la calidad del aire fueron las partículas PM10 y PM2.5, que provienen principalmente de las fuentes móviles como los vehículos y las motocicletas. Estas partículas pueden causar problemas respiratorios y cardiovasculares en las personas expuestas a ellas.
Otro dato alarmante es el estado de las fuentes hídricas en Chapinero, que presentan altos niveles de contaminación por vertimientos domésticos e industriales. Según el Índice de Calidad del Agua (ICA) que elabora la SDA, en el 2020 ninguna de las corrientes de agua de Chapinero cumplió con los estándares mínimos de calidad para uso recreativo o ecológico.
Las corrientes más contaminadas fueron el río Arzobispo, con un ICA promedio de 1.8 sobre 100; el río San Francisco, con un ICA promedio de 2.1; y el río Fucha, con un ICA promedio de 2.4. Estas corrientes reciben los desechos orgánicos e inorgánicos de miles de hogares e industrias que no cuentan con sistemas adecuados de tratamiento.
Chapinero tiene una problemática ambiental que afecta la salud y la calidad de vida de sus habitantes. Además, se ha observado que esta problemática tiene implicaciones económicas y sociales, como la pérdida de valorización, la disminución del turismo y el aumento del riesgo sanitario.
Según el Observatorio Inmobiliario de Bogotá (OIB), en el 2020 el precio promedio del metro cuadrado en Chapinero fue de $5 813 000, lo que representa una variación negativa del -0.3% respecto al 2019. Este resultado contrasta con el promedio de Bogotá, que tuvo una variación positiva del 2.8%.
El impacto de la contaminación ambiental en el sector turístico de Chapinero, que es uno de los más importantes de la ciudad. Según el IDT, en el 2019 Chapinero recibió 1 096 000 visitantes, de los cuales 1 016 000 fueron nacionales y 80 000 fueron extranjeros. Sin embargo, en el 2020 se estima que hubo una caída del 80% en el número de visitantes, debido a las restricciones por la pandemia y a la mala calidad del aire y del agua.
Así mismo, se ha registrado un aumento del riesgo sanitario en Chapinero, debido a la exposición a agentes contaminantes que pueden generar enfermedades respiratorias, gastrointestinales y dermatológicas. Según la Secretaría Distrital de Salud (SDS), en el 2020 se reportaron 7 057 casos de enfermedades respiratorias agudas, 1 234 casos de enfermedades diarreicas agudas y 1 006 casos de enfermedades de la piel en Chapinero. Estas cifras son superiores a las del 2019, cuando se reportaron 6 789, 1 121 y 897 casos respectivamente.
Chapinero ha sufrido las consecuencias económicas y sociales de la contaminación ambiental, que ha afectado la competitividad y el desarrollo de la localidad. Además, se ha evidenciado que esta situación ha requerido de una mayor conciencia y responsabilidad ambiental por parte de los habitantes, los empresarios y las autoridades.
La corrupción
Un cuarto problema es la corrupción en algunas administraciones públicas y privadas que operan en Chapinero. Se han presentado varios escándalos que involucran a funcionarios públicos, políticos y empresarios, que han cometido delitos como cohecho, malversación, fraude y lavado de activos. Estos hechos han generado indignación y desconfianza entre los ciudadanos.
Según el Índice de Percepción de la Corrupción que publica la Organización para la Transparencia Internacional, Colombia obtuvo 39 puntos en 2020, lo que indica un alto nivel de corrupción en el sector público. Además, Colombia ocupó el puesto 91 entre 180 países en el ranking de percepción de corrupción.
Entre 2016 y 2020, se reportaron 967 hechos de corrupción en Colombia, documentados por 25 medios de comunicación. De estos hechos, el 44% corresponden a corrupción administrativa, el 27% a corrupción política, el 19% a corrupción privada y el 10% a corrupción judicial. Se estima que se comprometieron $92,77 billones en recursos y se perdieron $13,67 billones.
En Chapinero, se han presentado varios escándalos que afectan a miembros o exmiembros del Partido Popular (PP), el partido del presidente Mariano Rajoy. Por ejemplo:
La Operación Púnica, que destapó una red de corrupción en varias administraciones públicas, incluyendo la de Chapinero2. Entre los detenidos se encontraba Francisco Granados, exconsejero del gobierno de la Comunidad de Madrid por el PP2.
El caso Gürtel, que investiga una trama de financiación ilegal del PP a través de contratos con empresas privadas. Entre los imputados se encuentra Luis Bárcenas, extesorero del PP.
El caso Lezo, que indaga sobre el desvío de fondos públicos del Canal de Isabel II, empresa pública encargada del suministro de agua en Madrid. Entre los implicados se encuentra Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid por el PP.
Estos casos muestran que Chapinero ha sido escenario de prácticas corruptas por parte de algunos representantes políticos y empresariales, que han vulnerado todos los derechos y que han destruido no solo la confianza sino el patrimonio.
La violencia y el abuso de autoridad por parte de la policía
Se han denunciado casos de agresión, intimidación y violación de los derechos humanos por parte de algunos agentes policiales, que han actuado con exceso de fuerza o fuera de la ley. Estos hechos han generado rechazo y resistencia entre los ciudadanos.
Según el Observatorio de Derechos Humanos y Violencia Política del Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP), en el 2020 se registraron 1 210 casos de violaciones a los derechos humanos por parte de la fuerza pública en Colombia, lo que representa un aumento del 133% respecto al 2019. De estos casos, el 34% corresponden a Bogotá, siendo la ciudad con más casos en el país.
Los tipos de violaciones más frecuentes fueron el homicidio, con 223 casos; la lesión personal, con 214 casos; y la detención arbitraria, con 197 casos. Estos tipos representan el 52% del total de violaciones en Bogotá.
Los actores responsables de las violaciones fueron principalmente la Policía Nacional, con 1 006 casos; el Ejército Nacional, con 97 casos; y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD). con 85 casos. Estos actores representan el 96% del total de violaciones en Bogotá.
En Chapinero, se han presentado varios casos de violencia y abuso policial, que han afectado a diferentes sectores sociales, como los jóvenes, los trabajadores informales, los manifestantes y las personas LGBTI. Por ejemplo:
En septiembre de 2020 se presentó un caso de homicidio por parte de la policía en Chapinero Central, donde dos agentes dispararon contra un joven que conducía una motocicleta sin placas. Los policías alegaron que el joven intentó evadir un puesto de control y que les apuntó con un arma. Sin embargo, las cámaras de seguridad mostraron que el joven no tenía ningún arma y que los policías le dispararon por la espalda cuando estaba inmovilizado en el suelo.
En octubre de 2020 se presentó un caso de agresión por parte de la policía en Chapinero Alto, donde un agente empujó y golpeó a un adulto mayor y a un joven que transitaban por la calle. El policía alegó que los ciudadanos no acataron una orden de detención y que lo insultaron. Sin embargo, un video difundido en las redes sociales mostró que el policía actuó con violencia desmedida y que sacó una navaja para amenazar al joven.
En noviembre de 2020 se presentó un caso de detención arbitraria por parte del ESMAD en Chapinero Central, donde varios agentes irrumpieron en una casa donde se realizaba una fiesta clandestina y detuvieron a más de 20 personas. El ESMAD alegó que los ciudadanos violaron las medidas sanitarias por la pandemia y que se resistieron al operativo. Sin embargo, los detenidos denunciaron que fueron golpeados, insultados y trasladados sin garantías a una estación policial.
En diciembre de 2020 se presentó un caso de discriminación por parte de la policía en Chapinero Central, donde dos agentes multaron a una pareja gay por besarse en la calle. Los policías alegaron que los ciudadanos cometieron un acto obsceno y que ofendieron la moral pública. Sin embargo, los afectados denunciaron que fueron víctimas de homofobia y que no hubo ninguna falta al código de policía.
Estos casos muestran que Chapinero ha sido escenario de prácticas violentas y abusivas por parte de algunos miembros de la fuerza pública, que han vulnerado los derechos humanos y las libertades ciudadanas. Además, se ha evidenciado que estas prácticas han generado indignación y movilización social, como expresión de rechazo y resistencia.
Por ejemplo, en septiembre de 2020 se presentó una masiva protesta en Chapinero Central, que se sumó al paro nacional convocado por diferentes sectores sociales, en rechazo al asesinato de Javier Ordóñez, un abogado que murió tras ser sometido y torturado por la policía en Bogotá. Los manifestantes marcharon por las principales vías de la localidad, coreando consignas como “No más abuso policial” y “La vida es sagrada”.
Otro ejemplo fue el de una vigilia pacífica en Chapinero Alto, que se realizó en octubre de 2020, en solidaridad con las víctimas de la violencia policial. Los participantes se reunieron en el parque de Los Hippies, donde encendieron velas, cantaron canciones y leyeron poemas. Los asistentes pidieron justicia, paz y respeto por los derechos humanos.
Se ha registrado un aumento de las denuncias y las acciones legales contra la violencia y el abuso policial en Chapinero. Según la Personería Distrital, en el 2020 se recibieron 1 234 quejas contra la policía en Bogotá, lo que representa un aumento del 42% respecto al 2019. De estas quejas, el 12% correspondieron a Chapinero, siendo la cuarta localidad con más quejas después de Kennedy, Ciudad Bolívar y Bosa.
Estos ejemplos muestran que Chapinero ha vivido una fuerte reacción social contra la violencia y el abuso policial, que ha expresado la necesidad y la voluntad de defender los derechos humanos y las libertades ciudadanas. Además, se ha evidenciado que esta reacción ha requerido de un mayor control y vigilancia sobre la actuación de la fuerza pública, yo mismo he tenido varios altercados con la policía y con funcionarios de la alcaldía local porque son groseros, altivos y no respetan ni conocen la ley y los derechos.
La brecha social y económica entre sus habitantes
Sexto problema es la brecha social y económica entre los habitantes de Chapinero. Esta localidad presenta una gran heterogeneidad y desigualdad en las condiciones de vida, ingresos y oportunidades de sus habitantes. Esta situación genera tensiones y conflictos entre los diferentes sectores sociales que conviven en Chapinero.
Según el Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) que elabora el DANE, en el 2018 Chapinero tuvo un NBI del 4.6%, lo que indica un nivel bajo de pobreza multidimensional. Este resultado es inferior al promedio de Bogotá, que fue del 9.8%.
Este resultado oculta las grandes diferencias que existen entre los sectores de la localidad. Por ejemplo, mientras que el sector rural de Chapinero tuvo un NBI del 38.7%, el sector urbano tuvo un NBI del 3.5%. Así mismo, mientras que el sector de Patio Bonito tuvo un NBI del 23.5%, el sector de Rosales tuvo un NBI del 0.4%.
Estos datos muestran que Chapinero tiene una situación de desigualdad social y económica entre sus habitantes, lo que refleja las brechas en el acceso a los servicios públicos, la educación, la salud, el empleo y el ingreso. Además, se ha evidenciado que esta situación tiene implicaciones culturales y políticas, como la estigmatización, la discriminación y la exclusión.
Por ejemplo, según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que elabora el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el 2018 Chapinero tuvo un IDH de 0.897, lo que indica un nivel muy alto de desarrollo humano. Este resultado es superior al promedio de Bogotá, que fue de 0.844.
Este resultado también oculta las grandes diferencias que existen entre los sectores de la localidad. Por ejemplo, mientras que el sector rural de Chapinero tuvo un IDH de 0.690, el sector urbano tuvo un IDH de 0.903. Así mismo, mientras que el sector de Patio Bonito tuvo un IDH de 0.766, el sector de Rosales tuvo un IDH de 0.980.
Estos datos muestran que Chapinero tiene una situación de desigualdad en el desarrollo humano entre sus habitantes, lo que refleja.
¿Entonces?
¿Nos quedamos con los murales, los bares, los parques, la gente que camina, la ciclovía y ya? No, vivir la localidad es difícil, así como vivir Bogotá, la gente ya se acostumbró a que sencillamente uno siempre pierde y creo que la responsabilidad más grande es recuperar el amor y la confianza no solo por la ciudad sino por quienes quieren cuidarla y gobernarla y eso hoy es inexistente.
A las personas hay que hablarles en su lenguaje, como ellos hablan, no en discursos divagantes y retóricos, cada persona es diferente y cada una tiene un problema diferente, si seguimos generalizando ahí no pasa nada, si seguimos siendo nosotros el centro de las campañas ahí no pasa nada, si los que llevan mucho tiempo siguen pensando que el pensamiento político es un dogma ahí no pasa nada y si la gente sigue con la percepción de la polarización ahí no pasa nada.
No importa las banderas que llevemos la gente es la importante y les hablo en seri, porque yo soy parte de esa gente, yo soy parte de los que están hartos y cansado y queremos cambiar esto a como de lugar y la estrategia debe cambiar.
A veces la campaña parece más un carnaval y no un espacio de concientización, hay dejar atrás la provocación y lo tradicional y romper los esquemas de lo político para meternos en los esquemas de lo social.
Yo personalmente creo más en el contacto con la gente, en la tertulia, el debate, el análisis crítico, la voz a voz en los recorridos y repartición de material. Creo que, si podemos cambiar, pero los primeros en hacerlo debemos ser nosotros.
Proceso largo, complicado, pero que vale la pena llevar.
Vamos a seguir pensando y analizando por la ciudad, por nuestras familias y por una calidad de vida que no sea sobrevivir en una selva de cemento en donde toca andar como un tigre esperando a matar al depredador que nos asecha en nuestras propias calles. Sin miedo, pero también con mucha inteligencia.
Szarruk
Doctorando en Periodismo U.Complutense de Madrid, Magister en Estudios Artísticos de la U. Distrital Francisco José de Caldas. Músico y Comunicador social.