No se amar, pero creo que sé que es el amor porque nunca lo tuve, siempre he vivido rodeado y habitado por el odio, eso sí lo conozco a la perfección, el rencor, la ira, la violencia, la frustración, mi pan de cada día, mis eternos compañeros, los cuales nunca conocí en realidad hasta mucho tiempo después de habitar esta tierra porque siempre estuvieron, pero los conocí disfrazados de bondad, familia, amigos y justicia, ninguno era cierto para mí, solo eran máscaras.
Es por eso que creo que puedo contribuir con una lección de amor, precisamente mostrándoles cómo se odia, cómo se llega a soltar la empatía y la frustración se apodera de una persona, como se cae una y otra vez en esta práctica del fracaso llamada vida, para que tal vez conociendo cómo se odia entonces puedan descubrir como sea ama. Este no es una historia de amor, es una historia de odio, mi último discurso antes de fundirme y perderme en las horas oscuras, porque no quiero que nadie más transite por esta vida sin probar al menos una sola vez un sentimiento de amor sincero como el que siempre busqué y aun no sé si obtuve o no.
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