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lunes, 12 de febrero de 2018

UN LOCO ROQUERO LLAMADO FELIPE


Orus Villacorta
fama@laprensa.com.sv@laprensa.com.sv

En las escaleras del purgatorio del rock guanaco algunos le conocen su faceta musical; otros, como locutor, y otros, como el extrovertido personaje que cuenta historias. Él es un “parcero” más, un loco llamado Felipe Szarruk.

 Tips de Szarruk

Puedes escuchar a Felipe Szarruk todos los martes por la noche en el programa Subterránica, de Radio Femenina, a partir de las 8 de la noche.

La esposa de Felipe se llama Celina, es licenciada en Comunicaciones. Su hija, Paula, es la tercera descendencia de Szarruk, junto a Mateo y Tomás, que viven en Colombia.

En nuestro país Szarruk casi muere luego de ingerir un licor barato. Entró en coma por 18 días.

El golpe más duro en la vida de Szarruk ocurrió el año pasado, cuando su hermano falleció en un trágico accidente de tránsito en la carretera de Comalapa.

La página web de Felipe es “www.szarruk.com”

Recientemente Szarruk grabó el disco “Don’t worry...be hippie”, del cual se puede encontrar información en el sitio web de Felipe.
El 1.° de mayo Felipe cumple 29 años.

Citas

Cuando mi hermano murió, mi vida se me acabó. Me di cuenta de que yo también era mortal.”              

Creo que formo parte de esa Generación X, donde todos tenemos 30 años y no sabemos qué hacer con nuestra vida.”

Desde hace un par de años, un colombiano con nombre de personaje de Mafalda ha llamado mucho la atención en nuestro país gracias al espacio radial que mantiene en Radio Femenina.

Su nombre es Felipe Szarruk, el de Subterránica; el mismo que hace un par de meses propuso dar charlas a los policías con el fin de que sepan distinguir los tipos de tatuajes existentes.

Los días han pasado y a Szarruk no le han tomado la palabra, o quizás sí, pero no han podido dar con este personaje errante de la farándula salvadoreña; el mismo que cada martes expresa sin temores su filosofía roquera. La del salmón. La que va contra la corriente...

Por los azares del azar, la entrevista —escurridiza como una trucha— terminó pariendo entre las mesas de un “heladas” y la música de los Doors al fondo.

Ahí Szarruk expulsó sus demonios. Nos contó su historia, la misma que sólo puede ser auditada por su conciencia, esa que, como todas las conciencias del mundo, es de poco fiar...

¿Quién es Szarruk?

“No tengo idea. Como persona, sí sé quién soy, pero creo que formo parte de esa Generación X, donde todos tenemos 30 años y no sabemos qué hacer con nuestra vida.”

Quien lo juzga sin conocerlo diría que Felipe es un adolescente “atascado en un momento que no pudo dejar atrás”.

Bueno, también U2 podría decir eso, pero lo cierto es que a los 15 años Szarruk contrastaba con el “niño nerd” que había sido en su infancia.

Vivía en Bogotá. Hacía un año que había abandonado su casa porque no se llevaba bien con su padrastro. Estudiaba en el Colegio La Salle, que un año más tarde abandonó por perseguir el popular “sueño americano”, un sueño que en Miami nunca encontró.

“Mientras en Colombia hablábamos de música y teatro, en Miami se hablaba de los 50 dólares que les costó el pantalón en cualquier fin de semana”, ejemplifica Szarruk en referencia a su relación con los “gringos”.

Se regresó a Colombia. “Ya estaba claro que lo que quería hacer era rock and roll”, recuerda. “Además ya había comenzado a tener la mejor escuela que hay en la vida, que es la de viajar”.

Llegaron los años en los que estudió diseño industrial, música y teatro. Actuó en telenovelas colombianas como “Fuego verde” y se enamoró de una actriz llamada Valentina López, con la que tuvo su primer hijo.

A mochilear... 

Cuando Felipe terminó de estudiar teatro se fue de mochilero al Viejo Mundo para conocer varios países. “Después me fui a Israel en busca de la primera novia que tuve en mi vida, que era una judía preciosa llamada Katerin Kaplan. La encontré casada, ‘weon’”, recuerda.

Pero la decepción no le bajó el ímpetu. Trabajó lavando platos y manejando tractores, un trabajo en el que no duró mucho porque botó la fruta sagrada, la primera de la cosecha.

“Luego conocí a una danesa. Me enamoré de ella, pero le puse ‘los cachos’ con una sueca. Me enamoré de la sueca y me fui a vivir con ella. Me ayudó a grabar una canción en el estudio de Roxette, en Malmo, Suecia. La canción se llamaba ‘Danish girl’. Yo era el novio de la sueca y le grabé una canción a la danesa... Gran pedo que tuve por eso”, cuenta Szarruk, entre nostalgias y risas.

Para el milenio, y en compañía de un amor sueco que pronto terminaría, regresó a Colombia, donde formó una banda de rock llamada “The clup”, que “era un grupo que tuvo éxito en Colombia, pero que por culpa de las ‘viejas’, que siempre se ponen los cachos y hacen pelear a los amigos, se dañó”, explica Szarruk.

Era el momento de volver a colgarse la mochila. Entonces el destino era México, pero también el destino estaba devaluado y terminó en El Salvador.

“Mi mamá estaba trabajando acá y me vine por unos días, antes de irme a México. Llegué tres días antes del terremoto. Esa fue mi bienvenida”, explica.

Después llegó la necesidad de dejar el ocio. “Como ya no vivía con mi mamá desde hace tanto tiempo, tenía que buscar algo que hacer”, explica. Lo primero que hizo fue llamar a Sony Music y fue entonces que descubrió que la industria musical no se había desarrollado, un síntoma que poco a poco se fue multiplicando en otros muchos aspectos.

Pero la vida cambió y la vida se ganaba a través de lo que mejor sabe hacer: hablar sin parar. “En Radio Cool me preguntaron: ‘¿Y usted es locutor?’. ‘Uhh... Claro que sí’, dije, pero la verdad es que nunca había sido locutor”, confiesa, años después.

En la Cool conoció a Lissette —que ahora es su compañera en Subterránica—. Se enamoró de ella. Pensó abandonar la idea de irse a México, pero la cosa no funcionó y retomó el plan original. Sin embargo, El Salvador no quería soltarlo...

“Una noche tenía un toque en La Luna. Llegué enojado con las radios y diciendo que en este país las radios no valen nada. Y conocí a un señor que me puso atención y me dijo que trabajaba en otra emisora. Resultó que ese señor era Don Paco Monterrosa (dueño de Radio Femenina)”, cuenta el roquero.

Comenzó a trabajar en la Radio 90.1, pero pronto emigró a la “Efe”, donde creó el programa Subterránica, dedicado exclusivamente al rock nacional, que ha sido una fuente de crecimiento mutuo.

Al día de hoy, cada martes por la noche hay una fila de jóvenes que se toman la cabina de Radio Femenina deseosos por expresarse.

Mientras tanto, Felipe se ha casado, volvió a procrear y parece que ha comenzado a desenterrar raíces, a nadar en el sentido del Salmón y a pensar en lo que fueron sus planes originales...

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