COLOMBIANOS !BIENVENIDOS A SU DICTADURA!


En los ríos de leche y miel que para el colombiano optimista corren por las calles de esta tierra, en donde los micro mundos y burbujas son los que rigen el pensamiento individual, se esconden los más oscuros hilos que nos están manipulando, esos hilos que mueven a los borregos que sienten que viven en el país más feliz del mundo solo porque cada medio de comunicación hipócrita así se lo ha repetido una y otra vez hasta dejarlos condicionados, cegados a la realidad y atragantados hasta el tuétano de falacias lógicas que ya son parte de la cotidianidad.

Tal vez nadie lo haya notado, porque en este país nadie nota nada que no afecte su propia boca, su propio bolsillo o su propia identidad, pero en menos de un año han sido víctimas del verdugo del silencio varios artistas del rock mundial, en un país que se presume de laico, que se presume emprendedor y que se presume de tener una constitución creada para favorecer al pueblo esto es un delito y un atropello.

¡Mentiras! La constitución no es ley de leyes, acá la la constitución es un librejo de chistes inventados por una mesa de amiguetes que por muy sofisticadas que se vean en los libros de mil pesos que venden en las aceras, no fueron capaces de construir un país que pudiera cultivarlas. ¡Bienvenidos a la dictadura colombianos! Ovejas, corderos de matadero, acá ya no hay libertad alguna y ustedes ni se dieron cuenta por tener los ojos puestos en el vecino de al lado, por estar preocupados porque en Venezuela no tienen papel para ir al baño, por el fútbol, por la peleíta de novios en México, por las feministas rabiosas y por tanta nimiedad que a veces, al ver el drama nacional componerse de problemas inocuos, me da vergüenza decir que pertenezco a esta raza de homúnculos que no se han quitado el velo, mientras el país se cae a pedazos, se desangra, se asesina, se destruye.

Tal vez a nadie le importa lo de los vetos en el rock porque es rock y el rock en este país de ignorantes es cumbia porque así lo han dictado, el rock es vallenato y a nadie le interesa lo que pase con el. Idartes, haciendo caso a una petición de un ciudadano tuvo el descaro de censurar sin ninguna explicación a Paul Gillman, bastó nada más una pataleta de un cristiano extremista que en nada se diferencia de cualquier bellaco en la historia para callar un concierto de la banda Marduk, y por no perder el voto de estos supremacistas morales que están más confundidos que los curadores de rock en el país, se arrodillaron ante sus caprichos y comenzaron a cerrar sistemáticamente los lugares para el género en Bogotá, medieval, retrasada, vergonzosa. La que se abre de patas a lo conveniente según el pederasta de turno al que le sobra tiempo para pensar cómo va a imponer su salvación el día de hoy.

Pero no es solo eso, mientras países que piensan un poco más que nosotros atacan el flagelo de la drogadicción con la legalización y tratamiento, acá el otro títere se enaltece con su bandera moralista y lava la incapacidad de perseguir a los delincuentes con la opresión al de a pie, al del bareto, al del pase, porque acá nada funciona porque quien debe hacer funcionar todo es impedido física y mentalmente porque ni siquiera hubo tiempo para estudiar, porque ¿Para qué?, si eso es un cartón en la pared, acá quienes nos gobiernan son doctores sin cartón, adquiriendo su título por la plata que se han robado… y los borregos bien gracias.

Muerta la libertad de expresión, corrupto el sistema judicial e infestada la policía por una sensación de poder absoluto, abusivo y cobarde decretada por un código opresor, instaurado a la fuerza para que los ciudadanos a punta de comparendos respetaran un cuerpo que es imposible de respetar, Colombia declara su dictadura, sucia e irrefutable, la cual por más millones que gasten en papeletas no se puede disimular… así han empezado todas. El país en donde ganó el no, pero fue sí y ahora no solo tenemos guerra en los montes sino en la política, el país que votó por que todos fuéramos corruptos, el país en donde nada funciona, comienza su viaje en la aventura que le faltaba, la de ser un estado colapsado con unos dirigentes mesiánicos que gobiernan de acuerdo a su moral y pequeña visión del mundo.
Al parecer la única salida a los problemas de esta patria, es la internacional de El Aeropuerto El Dorado, a donde pocos pueden recurrir porque a duras penas alcanza la miseria de sueldo para comprar un mercado en el nuevo modelo de economía… la paupérrima, la justa y buena.

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