La música se volvió aburrida, una miseria en general, una vergüenza, el rock no murió, murió todo, lo que hoy llaman “música” es un bodrio, un escupitajo de cerebros fáciles, un vómito del facilismo y la mediocridad que lograron comercializar hasta el punto de aprender a hacer millones “estupidificando” al mundo y maximizando la idiotez, lo banal, lo superficial y lo ordinariamente feo.
Un artista aprecia las cosas bellas, no hay forma alguna de que un
artista aprecie la mierda a menos que sea para crear de ella.
Un
acto puerco es lo de hoy en día, pueril, el de ser comerciante, puta
del arte, mercenario, lo siento asqueroso, provoca nausea ver a algunos
artistas correctamente formados y con talento rebajados a la
supervivencia, a ser víctimas del hambre, de la desesperación. Se
entiende de los mediocres que descubrieron la facilidad de lo digital
para realizar sus “creaciones” en su mayoría compuestas por eternos
bucles de obras recicladas, voces desesperantes que recitan mierda y
cuya diferencia entre una empanada es que una se mete en la trompa y la
otra en el oído, pero las dos salen al final por el mismo lado.
El
artista debe crear, debe realizar su práctica, pero lamentablemente la
mayoría es convertida en mendigos, son muy pocos los artistas que en
vida han podido disfrutar de una buena calidad de vida viviendo de su
obra: obregón, Picasso, músicos como Freddy Mercury, Saliere (Se supone)
entre otros, pero por cada uno de ellos han muerto millones y millones
sumergidos en la miseria, el olvido y la soledad.
Me asquea esa
necesidad de dinero que anula al ser humano, en este mundo paupérrimo,
el capitalismo salvaje hizo creer a las personas que el éxito es el
dinero y sin que nos diéramos cuenta le entrego el dinero a los
imbéciles, a personas sin talento. Algún día de niño pensé que me
gustaría tener un premio Grammy, hoy me daría vergüenza ser nominado al
lado de tamaños imbéciles, tik tokers vacíos (Algunos son geniales) o lo
que llaman “influencers”
El dilema de la cuchara y el síndrome
del falso triunfo, las fotos en los festivales, el plauso drogadicto del
grupo de tributos, nunca entendieron el arte y se ha repetido hasta el
cansancio que lo que ustedes son es “entretenedores”, meros
entertainers, un oficio muy diferente.
Los bufones, mendigos
creyéndose artistas, esos que viven vendiendo camisetas, haciendo
mercadeo para vender, montando tributos con la única finalidad de
colocar un billete en su bolsillo no se diferencian en nada de otros
comerciantes, el problema es que se disfrazan de artistas, se llenan la
boca diciendo nimiedades y expulsando creencias e ignorancia.
Lo
que duele es que los verdaderos talentos, las personas creativas, los
que le aportan a la humanidad nuevo conocimiento, nuevas obras, nuevas
experiencias, están comiendo mierda, olvidados, guardando en cajas de
cartón esos tesoros que nadie conocerá jamás, sintiéndose perdedores y
frustrados porque esta sociedad les colocó la etiqueta de pobres, de
marginados, de parias, mientras que admiran a los asesinos, corruptos y
entretenedores porque pueden comprar un auto o un avión privado. Ese
mundo, lo detesto y espero que acabe pronto.
Foto por Photoluz.es