LA BILLETERA DE MI ABUELA

Recorro el túnel del tiempo en mi cabeza y los escondrijos de recuerdos que aun quedan en mí. Lloro y lloro con dolor la ausencia de los seres que he amado y que se han ido, lloro sus caricias, sus historias, sus caras y me duele en el alma no poder recrear sus voces en mi mente, las cuales solo escucho de vez en cuando en algún sueño furtivo de alguna noche de suerte.

Antes pensaba en mi abuelo, cuando murió, lo veía en mi mente, lo extrañaba. Después mi hermano se fue de este mundo llevándose consigo la mitad de mi alma y casi toda mi salud, convirtiéndome en un ser vulnerable, patético, paranoico. Lo soñé uno y mil lunes en sus diferentes facetas y aun lo sueño con ese aire de grandeza que siempre tuvo en vida. Pero el causal de este escrito es la partida de mi abuela, mi abuelita, la que me cuidó, la que me amó con locura, me dio todo, me mimó, la que siempre me preguntaba ¿Por qué yo no llenaba estadios?, la que compartió mis secretos y me aguanto todo. La lloro por que la amé.

Hace unos días recibí de parte de mi madre una caja en donde venían algunas cosas que ella había colocado para mí y para mi familia, y en la euforia del momento de mi hija destapando todas las cosas encontré una bolsa blanca que era para mí. Entusiasmado por que ya no acostumbro a recibir regalos, la abrí y de ella saque la billetera de mi abuela, de cuero, vieja, desgastada. Aquella billetera de la que tanto dinero saco para regalarme cada vez que a mi se me antojaba algo, en donde escondía uno que otro billete para dármelo a hurtadillas sin que nadie la viera por que toda la vida se quejó por el dinero aunque nunca le faltó nada. La billetera que era sinónimo de complicidad y de sus sueños, la billetera en donde guardaba todo, con la que dormía debajo de la almohada y lo que era lo primero que revisaba al despertar por miedo a que alguien en la mitad de la noche se la hubiera quitado.
Al ver aquel elemento que algún día un artesano cosió sin imaginarse que iba a caer en manos de mi abuela durante tantos años, se me hizo un nudo en el alma y me desborde en llanto como si quien estuviera en mis manos no fuera esa billetera sino fuera el cuerpo de mi abuela misma. Tener ese elemento en mi poder significaba la confirmación de que ella había muerto y entonces fue cuando recordé la ultima vez que la vi, justo después de que sufrí el infarto y fui a su casa en esa ciudad a la que siempre he ido y a la cual no se si volveré porque después de que ella muriera para mi ya no tiene significado alguno. Aquella vez que fue la última y yo lo sabia, porque sabia que si no era yo quien moría seria ella, sin embargo aun guardaba la esperanza de volverla a ver.

Hoy guardo la billetera en el cajón de mi escritorio y cuando me siento solo la tomo en mis manos y la miro, la abro, la huelo y recuerdo cada momento con mi abuela. La que siempre estuvo ahí para mi y ahora me pregunto ¿Quién estará ahora para mi si todo el mundo parece estar ocupado en otras cosas?, pero la misma respuesta viene siempre a mi cabeza. Ella, mi Yeya, mi abuela siempre seguirá estando ahí para mí, en mi corazón, por que yo nunca la enterré, para mi no se ha ido, por que yo en parte soy ella, lo que ella crió y lo que ella enseñó.

Espero que aquellos seres que hemos amado y se han ido estén realmente en otro lugar, porque seria increíble algún día, de alguna forma, sin tiempo ni espacio y con comprensión absoluta volver a encontrarlos.

Mientras tanto guardo sus recuerdos, las fotos de mi abuelo, el encendedor de mi hermano… y la billetera de mi hermosa abuela.

26 de Enero de 2011

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