Hablar de Rock en Colombia es referirse a un
terreno casi árido en producción académica, aunque esta práctica artística ha
sido ampliamente estudiada y analizada alrededor del planeta, en nuestro país
parece haber sido tomada a la ligera, calificada por algunos como “un oficio de
desocupados” y llevada a espacios alternativos para ser “la distracción” de los
jóvenes en su tiempo libre.
Solamente
cuando el Rock alcanza los niveles de reconocimiento mundial o de logros que
pueden ser importantes para la reputación cultural y el nombre del país, las
personas parecieran acordarse de que el género existe y de que es tan
importante en la práctica artística como cualquier otro.
En
un principio, cuando ingresé a la maestría en Estudios Artísticos de la
facultad de Artes ASAB, tenía la firme intención de continuar con el desarrollo
de un trabajo de investigación en gestión cultural que había venido realizando
respecto a la crisis actual de la industria musical en el país.
En
los géneros Rock y Hip Hop existen muchas exclusiones y factores que no dejan
que los músicos puedan desarrollarse y vivir de la práctica musical. Los medios
de comunicación, las entidades públicas, privadas y el público en general han
colocado al rock nacional en un rincón para el olvido, vetado, vapuleado y
satanizado.
Quería
enfocarme en solucionar el problema, en hacer activismo, movimientos, en pelear
“contra el sistema” y me di cuenta que esto es una labor enorme, titánica, más
no imposible. Sin embargo, para el tiempo y el interés que comprende la
maestría no es posible abarcar la temática y tal vez me estoy echando a cuestas
un costal que no seré capaz de cargar solo, o en tan poco tiempo, por lo tanto
había que delimitarlo.
Los
primeros antecedentes a los que quiero referirme en este escrito son
probablemente mis propias vivencias e interacciones con el Rock, he estado
inmerso en su práctica y su “universo” desde hace muchos años, lo cual me llevó
a convertirme además de músico en gestor cultural para trabajar por el
desarrollo y el estudio de estas prácticas, me llama poderosamente la atención
la forma en que el Rock produce cambios individuales y colectivos.
Hace
un par de años, publiqué un trabajo titulado “Rock nacional, recursos
independientes, autogestión y nuevas tecnologías para músicos”. Lo que
pretendía con esta guía era a partir de mi propia experiencia, transmitir a los
demás músicos algunas de las formas que existen para poder vivir e interactuar
con la sociedad dedicándose a la práctica del Rock, lo cual no es fácil, pero con
la llegada de Internet se abrieron miles de poderosas oportunidades que tal vez
hace unos 10 años no soñábamos. Antes de la llegada de la Web 2.0 el músico
tenía que esperar a ser “descubierto” y firmado para comenzar a vivir de la
música como profesión y forma de vida, actualmente aunque ya no es lo mismo
porque el negocio de la música se vio afectado considerablemente de una manera
negativa por las nuevas tecnologías, Internet abrió la posibilidad de que cada
músico sea además su propio manager, su propio promotor y su propia disquera,
avances como You Tube, portales de venta online y la red en general se
convirtieron en la vitrina de millones de personas que hacen música en el
planeta y Colombia no fue indiferente a este fenómeno, el género se convirtió
en algo de culto y aunque parezca que se está muriendo, la verdad es que tiene
vida propia en otro circuito que no es el del mainstream(1) o el de la
cultura popular.
(1) El término mainstream es un anglicismo. El
significado literal es “corriente principal” y está asignado normalmente al
arte y la música en general, cuyas corrientes, movimientos o fenómenos que se
extienden por la comunicación del entretenimiento, generan movimientos o
efectos sociales en un gran número de personas.
A
través de estas experiencias y análisis aprendí a diferenciar los diferentes
géneros y descubrí que el Rock y todos sus problemas tienen un punto común en
quienes lo practican: la frustración de no vivir en un país o en una ciudad que
permita poder desarrollarse como artista y como persona de la práctica del
mismo, que el artista es pasional y que expresa su frustración a través de las
letras y a través de actos que pueden ser considerados por algunos como
violentos, extraños, desordenados o sencillamente “no normales (Anormales)”.
Todo viene de las emociones y el rock antes de ser una corriente musical es una
corriente emocional.
Respecto
a estos temas se han desarrollado algunas investigaciones y existen varios
antecedentes académicos, pero antes de nombrar algunos quisiera hacer visible
el trabajo del periodista musical Pablito Wilson quien en 2013 publica su
trabajo Rock Colombiano 100 discos 50
años sentando un precedente en Colombia y ocasionando un pequeño “boom” de
publicaciones de este tipo. En el libro, Pablito aborda de manera subjetiva 100
discos de la historia del rock nacional que él considera los más
representativos, uno de esos discos es mi trabajo TRINIDAD, publicado en 2010.
El trabajo sirvió para que muchos músicos nos diéramos cuenta de cómo algunas
personas perciben nuestros trabajos, lo rescatable del trabajo es la sinceridad
de la opinión sin el rigor de un análisis o un estudio que al fin y al cabo es
uno de los conceptos que nos interesa como artistas. Wilson en su libro recorre
varios géneros y varios trabajos y deja ver que el Rock en Colombia si ha hecho
historia y si ha marcado épocas y vidas.
Y
aunque no es precisamente prolífico el campo de la investigación y la
producción de conocimiento respecto al Rock colombiano, podemos encontrar
algunas cosas interesantes producidas en el país o en el exterior que se cruzan
con nuestra realidad, como el texto de Catalina Botero Las músicas de fusión y el anarco punk en Bogotá y Medellín, en
donde se hace un acercamiento al aspecto legal en la música, algo muy
importante ya que es uno de los temas de gestión cultural que más requieren de
atención en el país, generalmente el músico desconoce todo lo que rodea el
oficio y puede caer ya sea en romper leyes y reglas establecidas en cuanto a
derechos de autor, propiedad intelectual, entre otros temas o bien dejar de
percibir lo que le toca por desconocimiento. En el texto, Botero hace un
acercamiento a las formas que tienen los músicos de estos géneros de ver el
negocio de la música, una parte en la que se dedica a la industria musical y
otra a la parte que no tiene que ver con dinero sino más bien con otras
motivaciones que hay para practicar Punk y Rock, razones del tipo
introspectivo, de las sensaciones que se presentan.
La
mayoría de estudios, investigaciones y trabajos académicos sobre Rock nacional
han sido producidos en las facultades de ciencias sociales de las universidades
Colombianas, algunos destacan por su temática, como el publicado por Claudia
Ximena Navarro y Sandra Milena Rodríguez de la facultad de ciencias económicas
y sociales de La Universidad de La Salle titulado Algunos aportes para el estudio de las culturas y expresiones juveniles
Punk y Emo en Bogotá. En donde dan reconocimiento a las tribus urbanas como
comunidades en las que se puede trabajar y las cuales pueden llegar a ser
estudiadas, además, abordan el tema del género dentro de las comunidades Punk y
Emo en Bogotá y Medellín en donde las mujeres tienen roles atípicos por la
manera en que se desenvuelven en ellas. Sin embargo más que la investigación
del Punk y el EMO como práctica artística lo que analizan son los grupos como
espacio cultural, su comportamiento, sus actitudes y la influencia que han
tenido estos géneros dentro del comportamiento de quienes conforman estos
grupos. Pero hacen un aporte valioso desde la etnografía al método en cómo se
deben estudiar estas tribus urbanas.
Otro
texto que toca el tema del Rock y el punk en Colombia y su entorno es el
publicado en la Revista Artes por Iván Darío Ospina y Lina María Pineda llamado
El Rock en la universidad de Antioquia,
este texto para mi es de mucho interés ya que la ciudad de Medellín siempre ha
sido cuna de movimientos rockeros en el país, el Metal creció y se desarrolló
en ella de una manera increíble llegando incluso a exportar material y bandas a
varios países, así mismo el Punk creció y se desarrolló de manera sobresaliente
en Medellín y aunque en Bogotá el movimiento es mucho más grande que el de la
capital antioqueña, Medellín es la cuna de los más reconocidos exponentes del
género en Colombia, por eso es tan interesante analizar cómo se crearon estas
bandas en la Universidad de Antioquia. El periodo de tiempo que comprende este
escrito es 2003 – 2004, es muy corto, pero se alcanza a dibujar un panorama de cómo
era el movimiento del rock dentro del claustro por esa época y de todas las
actividades en las que participaban los rockeros. Cuenta también como fueron
solucionados algunos problemas como el consumo de drogas que tanto ha sido
ligado al rock no solo en Colombia sino en el planeta entero, la siempre
controversial “privatización” y por supuesto uno de los problemas más grandes
del Rock en Colombia, la falta de reconocimiento y de remuneración. Este
artículo se basó en los resultados de una investigación titulada: Rock y
Universidad Pública, encuentros y desencuentros en la universidad de Antioquia.
No
sé si es por descuido del mismo músico de Rock que no se conserva casi nada de
la memoria histórica del género, casi todo son leyendas, mitos o cuentos que se
pasan de generación en generación, es raro encontrar músicos de rock de “vieja guardia” que conserven sus
primeros trabajos, sus fotos, ropas, etc. Esto no se dio en el país y no hay
encargados de preservar esta parte de nuestra cultura. Al parecer el Rock solo
ha tenido un apoyo teórico y de conservación hace muy pocos años cuando se creó
El Instituto Distrital de las Artes (IDARTES), el cual a través de
convocatorias ha logrado realizar concursos que llevan al género más allá del
acto de tocar la música, sin embargo no ha sido suficiente y estas ayudas
muchas veces están contaminadas con nepotismo y pagos de favores lo cual no ha
dejado que despegue un esfuerzo serio por llevar el rock a la academia.
En
el campo en el que si se han realizado avances y producción escrita es en el
del comportamiento de estas tribus urbanas, al parecer, a la comunidad
académica del país le interesan estos grupos más por la forma en que se
comportan y por su “rareza” que por los productos artísticos que producen, que
la poética de sus letras, que lo que demandan en sus canciones, es por eso que
muchos se sienten relegados, exiliados y abandonados por su patria, sus amigos
y su público.
Uno
de los pocos trabajos que se aventuran a ir un poco por la línea artística del
rock es el llamado Análisis
sociolingüístico de las canciones del grupo de Rock Trémolo, publicado en
la revista Escritura y Pensamiento por Jessica Jazmín Ochoa, que ha sido de
gran interés para mí ya que una de las líneas en las que quiero basar mi
investigación es precisamente el análisis de la poética de las bandas de punk,
ya que es a través de estas letras que en realidad podemos encontrar la fuerza
y el mensaje de la tribu urbana, más que en la música. La estructura musical
del Punk es minimalista, generalmente no exige un estudio musical o un
conocimiento de la teoría, muchos de los músicos aprenden empíricamente, las
canciones son de corta duración, llenas de distorsión y absolutamente agresivas
a la hora de interpretarse incluso si es una balada. Es por eso que en las
letras radica una gran importancia y es por lo mismo que este artículo se
vuelve de gran interés ya que hace un análisis del mensaje y del contexto en el
cual es emitido. Se basa en una sola agrupación musical lo cual es
absolutamente extraño ya que pocas publicaciones en Latinoamérica se basan en
un solo artista de Rock a menos que sea una autobiografía o una de las
poquísimas biografías sobre estrellas del género, este texto da un panorama del
estilo, de las temáticas y de los registros lingüísticos que usa la banda.
Como
referentes teóricos de estas temáticas podemos tener en cuenta El Rock en procesos de formación musical
de Daniel Samper. Un breve escrito en el que subraya algunas de las cualidades
del Rock como generador de comunidades y de experiencias reales en los músicos.
También de forma muy concreta plantea el Rock como una herramienta pedagógica
efectiva para la enseñanza de la música dice él sobretodo en edades tempranas.
Critica un poco la enseñanza musical tradicional que vino de Europa y hace un
manifiesto en pro del género como conocimiento académico y referencia el artículo
de Ernesto Gustavo Edwards y Alicia Nica llamado “Filosofía, educación y Rock”
en donde se pone a consideración el estudio del rock de maneras filosóficas
para unir pensamientos antiguos y modernos algo verdaderamente interesante y
promisorio.
Otro
referente teórico que puede ayudarnos en la comprensión de las culturas
urbanas, las tribus y los comportamientos de las comunidades que practican
estos géneros musicales es la publicación de Tania Arce Cortes para La
Universidad Iberoamericana de México titulada: Subcultura, contracultura, tribus urbanas y culturas juveniles.
¿Homogenización o diferenciación? El texto analiza la juventud y los
movimientos contraculturales en diferentes épocas desde los años 60, es un
texto de ciencias sociales, específicamente de la sociología, el cual busca
comprender toda la cultura juvenil y por qué se da la tendencia a concentrarse
en grupos como los góticos, los punks, los metaleros, etc.
Lo
que más curioso me parece a mí de estos estudios, es que la mayoría, por no
decir que no he encontrado ninguno diferente, tratan el rock como expresión
juvenil, esto es un problema, el rock ya no pertenece únicamente a los más
jóvenes. Hoy vemos hombres y mujeres de todas las edades, incluso de la tercera
edad en la práctica artística y son de los que más han estado aportando tanto
en música como en gestión en pro del género. El rock era joven porque nació
hace relativamente pocos años, por lo tanto quienes lo practicaban no habían
sido viejos, solo hasta ahora se están dando las primeras generaciones de
rockeros de más edad y las personas no pueden estigmatizar al rockero viejo
como un desadaptado que nunca maduró y que no supo qué hacer con su vida, habrá
que esperar a ver si sucede lo mismo con otros ritmos nuevos como la música
electrónica o el Reguetón ya que esto no sucede con La Salsa, El Merengue, Las
músicas tradicionales o la música clásica.
Antes
de ir a la conclusión, quisiera hacer referencia de dos trabajos más que pueden
aportar alguna visión histórica y contextualizar el rock como mecanismo de
cambio social y como elemento de preservación de la memoria. El primero es Los jóvenes durante el frente nacional.
Rock y política en Colombia en la década del sesenta, escrito por el
profesor de La Universidad del Rosario Hernando Cepeda Sánchez y en el cual analiza
como los jóvenes que hacían y tocaban rock en la década de los setenta estaban
ya motivados por una ideología social, tomaban las expresiones foráneas y las transformaban
a su acomodo; asociando esto con las teorías de decolonización que hemos revisado en la maestría podemos inferir que
el rock en Colombia puede ser entonces una expresión doblemente decolonial ya
que por sí mismo el género trata desde sus inicios de luchar contra todo lo
establecido, es una música que nació para protestar contra lo que no nos gusta,
para contar, argumentar, criticar y gritar lo que nos gusta, decolonizar era la
meta del blues, el jazz y el rock en sus inicios en Los Estados Unidos y al
hacerlo nuestro y apropiarlo es entonces doble la acción decolonizadora. El
texto analiza como el rock sin llegar a ir del todo contrario a lo que se
estaba viviendo con el Frente nacional(2) generó algunas transformaciones en
las culturas juveniles y dieron paso a esa resistencia cultural en contra de
las instituciones que es uno de los principales temas que quiero abordar en mi
investigación.
El
otro texto es En la música están la
memoria, la sabiduría, la fuerza… de German Muñoz y Martha Marín, en donde
se busca la importancia de las culturas alternativas como el punk, Metal,
Hardcore,
(2)
Frente Nacional: Fue
una coalición política y electoral colombiana entre liberales y conservadores
vigente entre 1958 – 1974. La primera característica fue el acuerdo de igualdad
entre los dos partidos durante este proceso, ya que planteaba que se alternaran
la presidencia durante sus 16 años de duración y una idéntica cantidad de
parlamentarios liberales y conservadores en el congreso. Fuente: http://es.slideshare.net/cayprus666/el-frente-nacional-colombiano
los
Skinheads, los Hip Hoppers todo enmarcado en el contexto de la segunda mitad
del siglo 20 y los cambios que dio el mundo a través de la globalización, se
profundiza en los actos creativos de estas comunidades y como a través de esas
creaciones se pueden entender estas tribus urbanas.
Entonces
podemos concluir que el campo del estudio del Rock en Colombia está por
construir, puesto que si analizamos lo que se ha estudiado es más que todo el
entorno, lo que rodea a la práctica artística no el rock en sí mismo, al parecer, o lo que percibo es
que se le ha dado más interés a lo que el rock genera en la cultura y en la
vida misma que a la música, lo interesante es que tenemos por delante un
diamante en bruto y el país ha demostrado tener el talento necesario para el
desarrollo de estos géneros a nivel competitivo en el mundo, los más grandes
triunfos en la música internacional las han traído los Rockeros o trabajos en
los que se ha fusionado el rock. Desde hace casi una década se inició en el
país un proceso de “hibridación” de las músicas tradicionales con el rock dando
como resultado bandas que han tenido una buena aceptación en el planeta entero.
Se
ha venido dando una discusión sobre que es rock y que no lo es. En 2013 nos
aventuramos junto a las personas con las que trabajamos en Subterránica que es
una fundación para el desarrollo, la práctica y el estudio del rock a etiquetar
en un nuevo género este tipo de mestizajes musicales y les llamamos “Rock
folclor o Rock tradicional colombiano”, el termino ha tenido una buena recepción
en la comunidad del rock del país y ya se entregó un premio bajo esta
categoría. Por lo tanto el camino es largo y hay que trabajar en el estudio del
género y de la música como tal, pienso que la responsabilidad de estudiar el
rock desde la óptica de los estudios artísticos debe ser precisamente desde el
producto creativo, desde las artes, de la producción creativa, dejar a las
ciencias sociales seguirse preocupando por el entorno y nosotros generar
espacios de comprensión, de escucha, de circulación, de análisis y de gestión
de ese género tan polémico pero tan increíble como el Rock, sobretodo el
nuestro, el Rock Colombiano.
BIBLIOGRAFÍA:
·
Arce Cortés, T. (2014, 11). Subcultura,
contracultura, tribus urbanas y culturas juveniles: ¿homogenización o
diferenciación? Revista Argentina de Sociología, 11, 257-271.
·
Botero, Carolina, “Las músicas de fusión y el
anarco punk en Bogotá y Medellín, Algunas percepciones de lo legal”, Revista
Estudios de Derecho, Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia, Año
LXVI, 2ª época, Junio de 2007, Volumen LXIV, No. 143, Medellín.
·
Cano Ospina, I. (2005, 07). El Rock en la
Universidad de Antioquia. Artes la revista, 28, 46-53.
·
Cepeda Sánchez, H. (2008). Los jóvenes durante el
frente nacional. Rock y política en Colombia en la década del sesenta (ed.,
Vol., pp.). Bogotá, Universidad del Rosario, Colombia.
·
Muñoz, G. Marín, M. (2006, 06). EN LA MÚSICA están
la memoria, la sabiduría, la fuerza.... Estudios sobre las culturas
contemporáneas, 23, 45-70.
·
Navarro Cortes, C. (2009). Algunos aportes para el
estudio de las culturas y expresiones juveniles Punk y Emo en Bogotá (ed.,
Vol., pp.). Bogotá, Universidad de La Salle.
·
Ochoa Madrid, J. (2011, 07). Análisis socio
lingüístico de las canciones del grupo de Rock Trémolo. Escritura y
Pensamiento, 28, 81-95.
·
Samper, A. (2014, 11). El rock en procesos de
formación musical. Revista La Tadeo, 191-198.
Wilson, P. (2014).
Rock Colombiano 100 discos 50 años (Primera ed., Vol., pp.). Bogotá,
Cundinamarca: Ediciones B.