Renuncio.

 

Les voy a enseñar un juego, se llama “Quítale el velo al borrego” y consiste en lo siguiente: Abra el buscador de Google o cualquier otro que usted desee y coloque el nombre de cualquier institución colombiana, la que sea, la que se le venga a la cabeza, la policía, el ejército, la presidencia, la fiscalía, los colegios, la iglesia, nombre la que quiera y acto seguido coloque la frase “corrupción Colombia”. El juego lo gana el primero que alcance un millón de puntos. En Colombia todo, absolutamente todo es corrupto, sin excepción, irrefutable y no hay nada que hacer.

  Pero existe una salida a todos los problemas de esta patria, la internacional de El Dorado, ahí recae la última esperanza de largarse de un país colapsado, de una patria fallida, de una dictadura disfrazada en donde el ciudadano siempre pierde, en donde no sirve la justicia, las tutelas, los derechos de petición, en donde solo hay sicarios, asesinos, ladrones, narcos y todos los personajes que han hecho famosos a los colombianos por el mundo, ah bueno, también músicos y futbolistas mediocres. Nada más.

Estaré esperando las respuestas de tan distinguida clientela, la clase intelectual del país con la peor educación del mundo: Si no le gusta váyase, afuera hay cosas peores y otro poco de inconsistencias mentales que dejan aflorar nuestra inherente ignorancia, esa brutalidad innata que poseemos y que se ve reflejada en casi la mayoría de nuestros gobernantes, una caterva de radicales religiosos, adoctrinados políticos, polarizados en ideologías que lo único que hacen es estorbo y que jamás le han dado nada bueno a este lote que llamamos Colombia.

 
Me voy, me cansé de luchar, me cansé de trabajar, me cansé de no tener nada, de pasar hambre y necesidad solo porque no escogí ser traqueto o político, o porque no escogí ser policía, soldado, sicario o guerrillo para poder matar a diestra y siniestra a todos los que odio sin recibir castigo, me largo de esta tierra en la que me tocó nace por obligación sin pedirlo y que lo único que entrega es muerte y miseria, esto es un bar de mala muerte, esto es un cementerio.

Una vez afuera, lo primero que haré será renunciar a esta nacionalidad y olvidar que alguna vez me gaste casi toda mi vida tratando de sobrevivir y criar a mis hijos en un país que solo consciente a sus ladrones y a sus asesinos, no quedará rastro en mi memoria de estos años oscuros transcurridos en esta agonía eterna llamada Colombia.

A los que se quedan, los felicito, por su aguante, por su indiferencia y su falta de empatía, siempre me he preguntados como hacen mis compatriotas para poder vivir acá sin llenarse de odio y amargados, pero la respuesta es fácil, pertenecen a uno de dos grupos, a los lobos corruptos que manejan esta desgracia o a las ovejas mansas que creen que vivimos en el país más feliz del mundo. 


¡Adiós patria querida! la gloria inmarcesible, la de la horrible noche que nunca cesará, lo único bueno que hiciste por mí, fue enseñarme que el mundo es muy grande para quedarme muriendo o ser asesinado en este basurero en donde hasta largarse es un problema porque nadie nos quiere en el mundo.

"Todo imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad."

Arthur Schopenhauer

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