Para que haya un cambio en Colombia, primero hay que bajarse de la nube del positivismo tóxico y de la sublimación propia tan típica de los que nacimos en esta patria en la que cada uno jura que tiene la verdad absoluta y la razón así como la clave para la solución de todos los problemas, la colombianidad tiene características muy específicas que nos han hecho vivir en necesidad y tolerando a los bellacos durante siglos, este no es el primer paro que se ha dado en el país, no es la primera marcha, no es la “primera generación de valientes” que pide cambios en las calles, no son los primeros muertos, esto ha sido así desde que este estado colapsado fue fundado y sus dos primeros dueños se encendieron en peleas y traiciones, así se marcó la historia de esta gran hacienda, a punta de promesas y deshonestidad.
Estamos hartos, llegamos al límite, hartos de estar hartos, siempre lo
hemos estado, pero a esta mierda no la cambia nadie, porque lo primero
que tendría que suceder para que cambiase, es precisamente dejar de ser
colombianos (en el sentido de esa colombianidad positivo tóxica y esa
deshonestidad) y eso señores es lo complicado, la prueba de ello, es que
precisamente si usted leyó hasta este punto, debe estar diciendo que
“este loco me está insultando, esto no es así” para usted, seguramente
debo estar equivocado, los colombianos somos lo máximo y ese es el
primer error, esto no va a cambiar porque nadie escucha, todo el mundo
cree que es un genio, todos se las saben todas, la única realidad que
vale es la mía y la de los demás es estúpida y el que importa soy yo y
los demás que se vayan a la mierda ¿Me equivoco? Esos son los mantras,
los pilares morales de todos nosotros.
Entonces esa nube
ficticia, creada por todos en el momento en que se instalan en una
realidad que no existe y que mucho menos acepta que está equivocada, ha
sido señoras y señores el camino a nuestra perdición y lo seguirá siendo
por más paros, marchas, paros, besatones, fumatones, muertos, guerras y
otras acciones de resistencia que se den. Acabo de regresar de un largo
viaje a Los Estados Unidos, la democracia capitalista que este país
siempre ha querido copiar y comprobé nuevamente que el colombiano
siempre será un picaro y avivato en cualquier parte y sobretodo con sus
compatriotas, allá fui víctima de varios engaños y robos por parte de
algunos “colombianos” que juran ser mejor que toda la humanidad y si
usted en este punto ya está ofendido es mejor que deje de leer porque lo
que viene adelante es una lista de verdades incómodas, que duelen pero
que lamentablemente son irrefutables y que no son compatibles con la
enfermedad del colombianismo tóxico, el país es un chiste mal contado.
Traigo
al escrito a Los Estados Unidos, porque primero que todo Colombia no es
una democracia capitalista como ellos sino una democracia feudalista,
de hacendados, acá lo que hay es una caterva de terratenientes para los
que todos los demás esclavos trabajamos. En los Estados Unidos, un país
en donde la economía es sólida usted gana 1.030 dólares trabajando en
una aplicación como Rappi, 30 horas a la semana, de esos más de cuatro
mil dólares no necesita más de dos mil o dos mil quinientos para vivir
bien. Contrario a este lote en donde todos ganamos una miseria, a
excepción de nuestros queridos y corruptos políticos y funcionarios del
estado contratados de manera nepotista y sin méritos. Pero eso sí, lo
que nadie se ha dado cuenta, es que incluso con ese miserable sueldo
mínimo de doscientos dólares, los precios alcanzan cuatro o cinco veces
los de USA o Europa, ganamos menos, pero pagamos como ricos, la gente
acá es como en la canción de Shakira: “bruta, ciega y sordomuda”, no
quieren entender cuáles son los problemas, no quieren entender cuáles
son las estructuras básicas de la sociedad y no quieren entender que los
que fallamos somos nosotros. Para rematar súmele a la ecuación ese
grupo, esa minoría de ignorantes, de personas de estratos altos que papi
ha mantenido toda la vida y que hoy se conocen como “gente de bien”, un
poco salvajes a los que nos les duele disparar a cualquier persona y si
quieren aún más, hasta nuestra policía y nuestro ejército se han
convertido en fuerzas asesinas, Colombia es un país de narcos, putas y
corruptos ¿Me equivoco? Cuando le pregunto a las personas algo bueno del
país lo único que pueden responder es “su naturaleza y su comida, la
alegría de su gente” tres falacias comunes para encontrar algo bueno
entre la mierda. ¿No está aún indignado y ofendido? sigamos.
Entonces
bajémonos de la nube y como cualquier drogadicto levantémonos de la
silla y digamos en voz alta “Hola somos Colombia y estamos enfermos y
jodidos, necesitamos ayuda”, el primer paso para comenzar a cambiar
cualquier situación es aceptar el problema, aceptar que sí somos una
patria de mierda llena de errores, una patria rica en recursos
administrada por corruptos, aceptar que la vida acá vale mierda, que
vivimos en estado de necesidad, que tenemos emperadores, que somos una
nación de gente muy pobre sumida en el caos de la supervivencia, aceptar
que no servimos y colocarnos como meta construir un nuevo país desde
ceros, un país que tal vez nosotros ya no veamos, pero que las futuras
generaciones no tengan que sufrir, aunque esto se ha dicho miles de
veces, en cada generación y nuestra naturaleza no nos deja avanzar.
1.
Comencemos por sacar tanto popó de nuestras bocas: El colombiano
habla mucho, bla bla bla, todos son psicólogos, todos son técnicos de
fútbol, todos saben cómo adelgazar, todos saben la cura de cualquier
enfermedad, en resumen, todos sabemos todo menos arreglar nuestros
propios problemas. Los colombianos somos patéticos… “Pague que yo ahora
le devuelvo”, “Esto se compone”, “Dios proveerá”, frases paupérrimas que
hacen gala de esa picardía barata, de esa forma de supervivencia
palurda. Comencemos por dejar de decir que el bar que cerramos nos
producía 1200 millones de pesos mensuales, que las reparaciones de un
CAI costaron 20 mil billones, comencemos por sacar la mierda del hocico y
hablar con la realidad, quitar, eliminar de nuestra historia esa
mentira patológica que crece como bola de nieve, el país de la mentira,
del mitómano, acá todo es una mentira, cada historia de vida está
magnificada por historias épicas, heroicas, cada colombiano es un
Superman de carne y hueso que se las sabe todas, las puede todas, saben
tanto que saben es a mierda. ¿Me equivoco? El conocimiento se logra con
practica y estudio, no por nacer acá, somos el país con la peor
educación del planeta y somos bastante mediocres en todo lo que hacemos
porque todo lo dirigimos a una sola meta, a una única meta, a lo único
porque lo que el colombiano respira: ganar dinero, no importa cómo, no
importa a quien joda en el intento, lo importante es que sea ya, fácil y
rápido, acá para que alguien gane algo, otro tiene que perderlo.
2.
Quítense las estupideces doctrinales de la cabeza: “La generación
de cristal resultó de acero” ¡NO!, es una estupidez, están en la calle
peleando como debe ser, claro y felicitaciones, pero no dejan de ser una
generación blandita, que adoptó la cultura de la cancelación, que exige
que todos acepten como son a los que no se aceptan como son, que no
están realmente enfocados en crear un futuro sólido, que quieren
eliminar la historia e ignorarla, que quieren establecer una serie de
doctrinas salidas de la realidad y que hacen más daño que bien. Esa
generación de cristal va a colapsar si no deja atrás la sofisticación
inútil del pensamiento y adopta un razonamiento analítico. Todos hemos
peleado, todos hemos tenido 20 años, en este país han existido guerras y
revoluciones absolutamente violentas y estallidos sociales que ha
liderado cambios. La constitución Colombiana es hermosa, pero todo mundo
la irrespeta, quítense esas estupidez absurdas de la edad, de los
viejos, de los sexos fuertes y débiles, de la destrucción del lenguaje,
de que el título es un cartón en la pared, de las izquierdas, de las
derechas, dejen de ser profesores eternos de su patética doctrina,
“Usted toma mucha coca cola”, “Usted está muy gordo”, “usted es muy
zorra”, usted, usted, tejen de dar clases que nadie les pidió y
comiencen a ser seres humanos útiles para la sociedad, ¿de qué sirve
cambiar un país y bajar a quienes hoy lo mal gobiernan para subir a esos
puestos a otro poco de atarantados colombianos peores que los que
están. ¿Quién hoy en día está en capacidad de ese liderazgo?
Absolutamente nadie. ¿Me equivoco?
3. Entender de una vez
por todas que esto no es un país: Esto es una finca, un gran bar que
tiene dueños, un lugar en donde no se puede vivir bien, en donde
trabajando no se puede hacer un capital. Es el país de los arriendos,
los que tienen casa en su mayoría es heredada, los que tienen dinero en
su mayoría lo han hecho de maneras extrañas o instalados en puestos por
amistad, este país es más caro que Finlandia y se gana como en Somalia,
acéptenlo de una vez, esos cuentos maricas de que somos el país más
feliz del mundo, que tenemos el segundo himno más bello, que en el
exterior nos tienen miedo, tantas tonterías son fastidiosas. Dejen de
hablar mal de todo el mundo, comencemos a pensar colectivamente, con
empatía, entiendan que todos sentimos hambre, calor, frio, que todos
sentimos y cada vez que vaya a hacer una de esas cabronadas épicas que
los colombianos sabemos hacer, pregúntese que sentiría si se lo hicieran
a usted. Dejen de creer que son algo especial porque lamentablemente no
somos nada ni nadie. ¿Quieren conocer a los seres más importantes de la
humanidad? Vayan al cementerio, está lleno de ellos. La vida es una,
dejen de convertirla en una mierda. El país en donde una pendeja ofrece
dinero para matar “indios”, el país en donde inventas frases y términos
imbéciles como “economía naranja”, “Vándalos”, “Mamertos”, etc. El país
con el cerebro del tamaño del maní, la jeta enorme y los puños pequeños.
Acá nadie pelea de frente, acá disparan en las noches desde las
sombras, acá hacen emboscadas a mansalva, nadie se mide frente a frente
¿Me equivoco? Esto no es un país, es una finca, un campo de tejo, un
circo de mala muerte, un zoológico, un manicomio, falta mucho para que
sea un país.
4. Y, por último: El que sabe hace y el que
no sabe enseña, entiender que el cambio es personal y después social, por
favor no crea que su verdad es la realidad, ni la mía, ni la de nadie,
la realidad son acuerdos y a esos acuerdos hay que llegar, para que
todos vivamos mejor. El Covid si existe, la inmunidad del rebaño en
Colombia solo se alcanzará cuando todos se contagien porque el gobierno
fracasó de nuevo, Colombia si es corrupta, el rock no es igual a la
cumbia, las vacunas no tienen microchip, cerrar los bares y abrir todo
lo demás ha sido una estupidez, si hemos ido a la luna, la tierra es
redonda, todas las vidas y derechos importan, la ciencia y el arte son
poderosos, lo importante es la vida no el dinero, somos pobres en
Latinoamérica, tenemos muchos problemas, pero somos gente valiente y
gente que ha vivido mal por la necesidad, por la pobreza en que nos
sumieron los corruptos. Si logramos cambiar nosotros mismos y subir al
liderazgo a personas que busquen el interés colectivo antes que el
propio, pero aun así salvaguardando el bienestar personal, esto cambia,
esto comienza a cambiar, espero no equivocarme.
Felipe Szarruk
Colombiano, músico, comunicador y Magister en Estudios Artísticos.