Dentro de las falacias lógicas más comúnmente utilizadas por aquellas personas a las que el destino no premió con mucha inteligencia, hay una que se destaca. Primero, ¿Qué son las falacias lógicas? Según el portal https://falacias.escepticos.es/ “Una falacia es un razonamiento inválido o engañoso con apariencia de correcto que pretende ser convincente. Es muy habitual encontrárselas en muchísimos terrenos, sobre todo para argumentar a favor o en contra de causas o intereses de todo tipo. Cualquier comunicación honesta debería prescindir de ellas en la medida de lo posible, por lo que conviene estar muy al tanto de cuáles son, cómo detectarlas y combatirlas".
Entonces existe una que caracteriza a los idiotas: La Falacia Ad Hominen. Es tan común que ya nadie se da cuenta cuando es usada y se ha vuelto normal en la sociedad. Les daré un ejemplo concreto de esta falacia. Un contratista del estado que ha sido nombrado hace años el curador del Festival Rock al Parque, que su único profesionalismo se lo ha dado la experiencia de vida, que no reconoce entre una cumbia y un rock y en general, una persona bastante mediocre pero instalada en un buen puesto gracias a sus relaciones personales, llamado Gustavo García, me insulta cada vez que publico una investigación sobre su mala praxis y la deshonestidad del citado festival, un evento que han convertido en la caja menor de algunos corruptos y que lo único que ha logrado es enriquecerlos y destruir el rock como género en el país. Este señor, por dar un ejemplo, cuando fundamos la sala del Museo del Rock nacional me llamó en público “El Polo Polo del Rock”, algo que el cree que es un insulto pero que en realidad es una frase vacía que denota su clasismo y su racismo, características propias de las personas sin educación. En resumen, la falacia Ad Hominen es la que no ataca al argumento sino a la persona que lo dice para destruirla o denigrarla. Es tan grave para quien la profesa como para los borregos ignorantes que la aplauden y esto en Colombia es un virus, esa falacia lógica es casi una religión.
Existe otra que es un mantra para los colombianos la cuál yo mismo he bautizado como la Falacia Ad Colombian, es natural del colombiano promedio sin educación y con poca inteligencia, adoctrinado en la adoración de su patria. Ese que cree que Encanto de Disney es real, que tenemos el segundo himno más bello del mundo, que nuestro fútbol es bueno y que además de la naturaleza en este país existe algo bueno. Esta falacia consiste en responder a cada argumento con “Si no le gusta váyase”, “Afuera hay lugares peores”, etc. La Falacia Ad Colombian junto a la Ad Hominen son las que sitúan a la persona en el piso más bajo de la pirámide de la estupidez.
En el año 2005 sufrí un ataque cardiaco provocado por estrés, por el odio, por la ansiedad que me causa haber nacido en este país puerco y corrupto, en donde nada funciona, en donde nadie te escucha y en donde la justicia se compra y las personas son mendigos arrodillados que creen vivir en un paraíso. Este estrés exacerbado me terminó tirando en una UCI por unos días, a pesar de todo sobreviví, lo cuál tal vez es un castigo porque sobreviví para seguir viviendo en Colombia.
Desde ese momento comencé el tortuoso camino por el cuál lo hacen a uno transitar los médicos que sin saber en realidad como curar alguna enfermedad, convierten al paciente en un sujeto de prueba para cuanto medicamento y tratamiento aprueban los gringos. Cuando tuve el infarto ya tomaba pastillas psiquiátricas y después de él me llenaron de cientos de pastillas más: Enlapril, Diltiazen, Aspirina, Gemfibrosilo, levotiroxina, litio, Rivotril, Prozac, Xanax, ácido valproico, etc. Una lista interminable que según ellos me ayudan a mantenerme vivo. De entro todos ellos, el litio y el ácido Valproico son los más destructivos para el físico de una persona, la ganancia de peso es absurda, pérdida de cabello, deterioro de la piel, etc. Otros como la aspirina y su uso prolongado causan gastritis, úlceras, entre otras cosas.
Pero para las personas de corto entendimiento esto no interesa, ahora ya tienen otro argumento Ad Hominen para contrarrestar cuando se sienten atacados, “Cerdo”, “Gordo”, “Obeso”, “Marrano”. Y ellos en su pequeña e inservible mente creen que a uno esto le duele o le interesa y que con eso lavan sus culpas, su deshonestidad, su miserable y patética forma de ser.
Cómo me encantaría que a las madres de estos homúnculos les diera cáncer para poder burlarme de ellas y decirles “Ahí viene el tumor andante”, “Tumorcito”, entre otras magníficas e inteligentes frases que podríamos vociferar, disfruto imaginando su cara de indignación y su rabia al saber que no pueden enfrentarse a los demás si no es con la boca.
Este país, inicia un cambio con un nuevo gobierno, uno en el que muchos están esperanzados, uno que muchos esperaron durante cientos de años, pero la lamentable noticia señores, es que no habrá cambio, porque el cambio no lo puede hacer una persona, ni siquiera mil o un millón; mientras existan estúpidos corruptos sentados en los puestos de que merecen quienes por mérito debería estar ahí, mientras las personas no vean la realidad y sigan pensando que viven en el Edén y que todo está bien. Mientras como me dijo un taxista “Yo sé que lo que usted dice es cierto, pero es mejor mirar hacia otro lado”. Este mundo seguirá dominado por ladrones que ganan los debates porque las ovejas les aplauden cada vez que escupen una de sus falacias lógicas para satisfacer la necesidad de pan y circo.
Bien lo predijeron muchos, el mundo de hoy está diseñado para los imbéciles.
Atentamente:
El gordo, el obeso, el marrano.
Fotografía de Pexels por Karolina Grabowska