La difusión de noticias falsas o desinformación es un fenómeno que afecta a la credibilidad de los medios de comunicación, a la confianza de los ciudadanos y a la democracia misma, además, puede poner en riesgo la salud pública y la seguridad nacional. Pero ¿cómo se regula este problema en un país como Colombia? ¿Qué límites existen entre la libertad de expresión y el respeto a la verdad? ¿Qué responsabilidad tienen los creadores y los consumidores de noticias falsas? No existe nada de esto en nuestro país, Colombia de nuevo encabeza la vergüenza al no tener una regulación sobre el tema y contrario a lo que cualquier lógica pudiera aplicar, acá los premios y estos fraudes trabajan para el gobierno.
Dos casos recientes en China y Colombia ilustran las diferentes formas de abordar esta cuestión. En el país asiático, durante la pandemia, una periodista ciudadana fue condenada a cuatro años de cárcel por publicar “información falsa y alarmante” sobre el coronavirus en Wuhan, el epicentro original del virus. Zhang Zhan, de 37 años, fue acusada de “provocar altercados y buscar problemas” con sus reportajes independientes, que mostraban aspectos críticos de la gestión de la crisis sanitaria por parte del gobierno chino, según organizaciones de derechos humanos, Zhang fue sometida a alimentación forzosa y a grilletes durante su detención, y se le negó el acceso a un abogado, el día 10 de mayo de este año, fue condenada la primera persona en generar una noticia falsa con inteligencia artificial lo cual establece el primer precedente para un delito de este tipo: https://www.xataka.com/robotica-e-ia/china-acaba-arrestar-a-alguien-publicar-noticia-falsa-generada-ia-primer-precedente
En contraste, en nuestro hermoso país que desconoce la palabra “ética” y menos en el periodismo ya que en Colombia cualquiera se nombra periodista y ya lo es, un portal de noticias falsas llamado Actualidad Panamericana ha sido premiado y contratado por el Estado como asesores, ha recibido reconocimientos e incluso ha sido invitado a conferencias donde sus integrantes salen cubiertos con máscaras y se proclaman "los reyes del anonimato": https://fundaciongabo.org/es/etica-periodistica/entrevistas/actualidad-panamericana-el-portal-de-noticias-falsas-que-nos-puso
Actualidad Panamericana se define como un medio satírico que inventa noticias para criticar los males de la sociedad colombiana, pero en uno de los países con la peor educación del planeta, muchas de sus historias han sido tomadas como ciertas por políticos, periodistas y ciudadanos, que las han compartido en redes sociales y otros medios sin verificar su veracidad, algunos ejemplos son: una finca dedicada a criar enanos en el Tolima, un comunicado de la Unión Europea pidiendo a los colombianos usar con mayor precisión el verbo regalar, o una demanda del futbolista Jairo ‘El Tigre’ Castillo contra su colega Falcao ‘El Tigre’ García por uso indebido de su apodo. Estas noticias falsas han generado confusión, burla e incluso indignación entre los lectores. Pero eso no queda ahí, han calumniado y destruido el nombre de varias personas que a pesar de haber presentad demandas y acciones contra ellos sencillamente han perdido los casos y conozco uno en donde la misma Fiscal del caso haciendo caso omiso a la ley llamó a la vicima a pedirle que desistiera de la demanda, un hecho que bien podría ser publicado en el portal de noticas falsas porque pareciera serlo pero es real.
¿Qué explica estas diferencias tan marcadas entre China y Colombia? ¿Qué consecuencias tiene para la sociedad que se castigue o se premie la difusión de noticias falsas?
China es una dictadura comunista que controla estrictamente los medios de comunicación y reprime cualquier forma de disidencia o crítica al régimen mientras que Colombia se ufana de ser una democracia liberal que garantiza la libertad de expresión y el pluralismo informativo pero no es real, la libertad de expresión acá depende del paciente al que se le aplique, vemos por ejemplo como la persona que insultó a Francia Marquez no tiene libertad de expresión pero algunos políticos y ciudadanos que hacen peores cosas, que emiten insultos si la tienen, caso de Actualidad Panamericana, para ellos la ley no aplica.
China tiene una cultura milenaria que valora el orden, la armonía y el respeto a la autoridad. Colombia tiene una cultura mestiza que valora el humor, la creatividad y el desafío a las normas y ser pícaro es parte de la cultura, acá se sabe que la autoridad se puede comprar y en muchos casos es corrupta.
China tiene una legislación clara y severa que sanciona la difusión de noticias falsas como un delito contra la seguridad nacional, la salud pública o el orden social. Colombia tiene una legislación ambigua y laxa que no tipifica la difusión de noticias falsas como un delito, sino como una manifestación de la libertad de expresión.
Estas diferencias sumado a que la carrera de periodismo y comunicación carece de tarjeta profesional porque “todo mundo es periodista”, entre China y Colombia reflejan las tensiones entre el derecho a informar y el deber de informar bien, entre el interés público y el interés privado, entre la responsabilidad social y la responsabilidad individual. La difusión de noticias falsas o desinformación es un problema global que requiere de soluciones globales, que involucren a los gobiernos, los medios de comunicación, las plataformas digitales y los ciudadanos. Es necesario promover una cultura de la verificación, la transparencia y la rendición de cuentas, que fortalezca la confianza en las fuentes de información y que prevenga los riesgos de manipulación, polarización y violencia. Solo así podremos garantizar el derecho a una información veraz, plural y democrática.
Premiar las noticias falsas puede tener consecuencias negativas para la sociedad, ya que puede incentivar la difusión de información engañosa, maliciosa o irresponsable, que afecte la honra y el buen nombre de las personas, o que interfiera con el debate público y el ejercicio democrático. En Colombia, se han dado casos de políticos que han publicado o compartido noticias falsas, generando confusión, desinformación y polarización entre los ciudadanos, lo preocupante es que algunos de estos políticos trabajan con el Estado o aspiran a cargos de elección popular, lo que pone en duda su ética, su credibilidad y su compromiso con la verdad.
Pero tranquilos, esto es Encanto y cuando cosas malas suceden una casita sale del suelo y les da superpoderes, es el país más feliz del mundo, hay igualdad social, educación, salud, somo el edén en la tierra y mientras la corrupción y el dinero mantengan su trono, los ciudadanos del común se seguirán divirtiendo con Actualidad Panamericana y dándose en la jeta en cada festivo o partido de fútbol, justo la definición de “pan y circo”.
En contraste, en nuestro hermoso país que desconoce la palabra “ética” y menos en el periodismo ya que en Colombia cualquiera se nombra periodista y ya lo es, un portal de noticias falsas llamado Actualidad Panamericana ha sido premiado y contratado por el Estado como asesores, ha recibido reconocimientos e incluso ha sido invitado a conferencias donde sus integrantes salen cubiertos con máscaras y se proclaman "los reyes del anonimato": https://fundaciongabo.org/es/etica-periodistica/entrevistas/actualidad-panamericana-el-portal-de-noticias-falsas-que-nos-puso
Actualidad Panamericana se define como un medio satírico que inventa noticias para criticar los males de la sociedad colombiana, pero en uno de los países con la peor educación del planeta, muchas de sus historias han sido tomadas como ciertas por políticos, periodistas y ciudadanos, que las han compartido en redes sociales y otros medios sin verificar su veracidad, algunos ejemplos son: una finca dedicada a criar enanos en el Tolima, un comunicado de la Unión Europea pidiendo a los colombianos usar con mayor precisión el verbo regalar, o una demanda del futbolista Jairo ‘El Tigre’ Castillo contra su colega Falcao ‘El Tigre’ García por uso indebido de su apodo. Estas noticias falsas han generado confusión, burla e incluso indignación entre los lectores. Pero eso no queda ahí, han calumniado y destruido el nombre de varias personas que a pesar de haber presentad demandas y acciones contra ellos sencillamente han perdido los casos y conozco uno en donde la misma Fiscal del caso haciendo caso omiso a la ley llamó a la vicima a pedirle que desistiera de la demanda, un hecho que bien podría ser publicado en el portal de noticas falsas porque pareciera serlo pero es real.
¿Qué explica estas diferencias tan marcadas entre China y Colombia? ¿Qué consecuencias tiene para la sociedad que se castigue o se premie la difusión de noticias falsas?
China es una dictadura comunista que controla estrictamente los medios de comunicación y reprime cualquier forma de disidencia o crítica al régimen mientras que Colombia se ufana de ser una democracia liberal que garantiza la libertad de expresión y el pluralismo informativo pero no es real, la libertad de expresión acá depende del paciente al que se le aplique, vemos por ejemplo como la persona que insultó a Francia Marquez no tiene libertad de expresión pero algunos políticos y ciudadanos que hacen peores cosas, que emiten insultos si la tienen, caso de Actualidad Panamericana, para ellos la ley no aplica.
China tiene una cultura milenaria que valora el orden, la armonía y el respeto a la autoridad. Colombia tiene una cultura mestiza que valora el humor, la creatividad y el desafío a las normas y ser pícaro es parte de la cultura, acá se sabe que la autoridad se puede comprar y en muchos casos es corrupta.
China tiene una legislación clara y severa que sanciona la difusión de noticias falsas como un delito contra la seguridad nacional, la salud pública o el orden social. Colombia tiene una legislación ambigua y laxa que no tipifica la difusión de noticias falsas como un delito, sino como una manifestación de la libertad de expresión.
Estas diferencias sumado a que la carrera de periodismo y comunicación carece de tarjeta profesional porque “todo mundo es periodista”, entre China y Colombia reflejan las tensiones entre el derecho a informar y el deber de informar bien, entre el interés público y el interés privado, entre la responsabilidad social y la responsabilidad individual. La difusión de noticias falsas o desinformación es un problema global que requiere de soluciones globales, que involucren a los gobiernos, los medios de comunicación, las plataformas digitales y los ciudadanos. Es necesario promover una cultura de la verificación, la transparencia y la rendición de cuentas, que fortalezca la confianza en las fuentes de información y que prevenga los riesgos de manipulación, polarización y violencia. Solo así podremos garantizar el derecho a una información veraz, plural y democrática.
Premiar las noticias falsas puede tener consecuencias negativas para la sociedad, ya que puede incentivar la difusión de información engañosa, maliciosa o irresponsable, que afecte la honra y el buen nombre de las personas, o que interfiera con el debate público y el ejercicio democrático. En Colombia, se han dado casos de políticos que han publicado o compartido noticias falsas, generando confusión, desinformación y polarización entre los ciudadanos, lo preocupante es que algunos de estos políticos trabajan con el Estado o aspiran a cargos de elección popular, lo que pone en duda su ética, su credibilidad y su compromiso con la verdad.
Pero tranquilos, esto es Encanto y cuando cosas malas suceden una casita sale del suelo y les da superpoderes, es el país más feliz del mundo, hay igualdad social, educación, salud, somo el edén en la tierra y mientras la corrupción y el dinero mantengan su trono, los ciudadanos del común se seguirán divirtiendo con Actualidad Panamericana y dándose en la jeta en cada festivo o partido de fútbol, justo la definición de “pan y circo”.