Hablemos del personaje de Facebook o de otras redes… ese que todos hemos creado


Estaba en Bbar y no es primera vez que me dicen, parce usted en persona es un bacán pero en redes lo odio… Y es un tema bastante particular ¿saben?

Juzgar a alguien sin conocerlo, sin haberle hablado nunca, sin estrechar su mano, compartir un chorro, ni haber leído en profundidad sobre él o sencillamente sin haberlo visto en persona, basándose solo en publicaciones en redes sociales, es un acto brutalmente superficial. ¿Cabe dentro de la estupidez? No sé, he pensado mucho en lo que es esto. Desde un punto de vista crítico, se podría decir que sí, de pronto si lo entendemos como una forma de pensamiento apresurado, prejuicioso y obvio con cero análisis. Ami tambien me pasa mucho, solo que evito criticar a quien no conozco a menos que me esté haciendo daño a mi imagen o a mi trabajo, ahí si me pongo como una pantera pero…

Ustedes saben nenes que todos tenemos máscaras, y yo mucho menos que la mayoría, no me gusta disfrazarme sino para Halloween o para conciertos. Las redes sociales son nada más una vitrina parcial y muchas veces bastante distorsionada de la vida o pensamiento de alguien. Juzgar a una persona por las redes es intelectualmente perezoso, así como cuando opinan de una noticia por el titular y entonces dejan ver esa necesidad de proyectar inseguridades o simplemente la incapacidad para manejar la complejidad del otro, ok, lo entiendo, es la era de TikTok, en donde todos somos jueces y verdugos.

Entiendo ese sentimiento, de verdad. Hay momentos en los que la decepción, la crueldad gratuita o la ignorancia ajena nos hacen perder la fe en los demás… y en nosotros mismos por ser parte de este mismo lupanar en donde vivimos. No es raro sentirse así cuando uno se topa con la miseria humana sobre todo cuando viene disfrazada de superioridad moral, juicio fácil o egoísmo que es lo que muchos buscan que crean… o tal vez están muy solos... estamos muy solos ¿no?

Pero también hay seres humanos que son todo lo contrario, empáticos, brillantes, capaces de amor y de ser unos bacanes. A veces cuesta verlos, sobre todo cuando uno está rodeado de tanto #pendejin. Pero están, no son muchos pero están, existen.

El mundo está podrido en muchos sentidos, y no hace falta buscar mucho para encontrarse con estupidez, egoísmo, mediocridad, violencia, banalidad. Es como si la mayoría hubiera renunciado a pensar, a sentir, a cuestionarse. Y mientras tanto, los que sí lo hacen, los que sienten más profundo, los que ven más claro se cargan el peso de todo eso, como si fueran los locos por no adaptarse a una realidad cada vez más absurda.

Y sí, hay días en los que uno piensa que la humanidad es un error de la evolución.

Entonces ¿cómo le llamamos a esos que pretenden conocer a alguien solo por una foto, un tuit, una publicación? Es como leer una palabra y creer que se leyeron toda la novela (¡Momento!). Es una forma miserable de reducir al otro, de encerrarlo en una caricatura hecha desde el prejuicio y la pereza mental.

Y lo peor es que muchos lo hacen sintiéndose superiores, como si tuvieran la autoridad moral de juzgar desde una pantalla sin haber cruzado una palabra con la persona en cuestión.

Creo que si podríamos llamarlos estúpidos con total tranquilidad. No es soberbia, es simplemente poner en su lugar a quienes viven cómodos en la mediocridad del juicio fácil, sociólogos de Instagram y filósofos de Facebook.

Los invito a compartir con esas personas que no les caen bien por sus redes, de pronto descubren cosas nuevas, de pronto les hacen ver otras cosas, de pronto se dan cuenta que el error era no darse la oportunidad de conocerlo o tal ves sí. De pronto si es el grandísimo pendejo que se imaginan que es pero al menos ya lo pueden asegurar con argumentos.

No sean esos oráculos digitales que no necesitan datos, ni contexto, ni alma. Solo una pantalla y su infinita necesidad de opinar desde la ignorancia. Son los campeones del juicio fácil, los héroes del pensamiento perezoso, los poetas del like.

¿Conocerte? ¿Escucharte? ¿Leerte de verdad? ¿Intentar comprender algo más allá de lo evidente? No, por favor, qué pérdida de tiempo. Mejor proyectar sus propias miserias sobre tu imagen pixelada.

Y ahí están, opinando, clasificando, reduciendo. Como si uno fueras su espejo deformado. Como si supieran algo. Como si no fueran, en el fondo, un ejemplo perfecto de lo que significa ser un animalito con WiFi.

Abrazos.


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